jueves, 27 de septiembre de 2012

Trastornos del estado de ánimo: Trastorno Afectivo Estacional


¿Por qué algunas personas se sienten decaídas en algunas épocas del año?

Tanto la tristeza como la alegría son estados de ánimo que forman parte de nuestras vidas y todos nos podemos sentir así en uno u otro momento, ya que son parte de las respuestas adaptativas humanas universales ante diferentes situaciones. Sin embargo, cuando la tristeza se prolonga en el tiempo e interfiere en nuestras vidas, podemos hablar de un trastorno del estado de ánimo o trastorno afectivo, que consiste en un grupo de patologías recurrentes que conlleva alteraciones del humor acompañadas de una disfunción psicomotriz y síntomas vegetativos.

Los trastornos del estado de ánimo más importantes y que engloban al resto son la depresión, el trastorno distímico, el trastorno bipolar y el trastorno ciclotímico.

Englobado dentro de la depresión encontramos el Trastorno Afectivo Estacional, que se refiere a un tipo de depresión que ocurre en cierta época del año, generalmente cuando los días comienzan a acortarse con la llegada del Otoño y el Invierno.

Es probable que el origen del Trastorno Afectivo Estacional se deba a la respuesta de nuestro cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural. Los estudios al respecto indican que la disminución de esta exposición a la luz solar puede provocar variaciones en las dos hormonas implicadas en la regulación de los ciclos de sueño-alerta, en la energía y en el estado de ánimo, la melatonina y la serotonina:

- MELATONINA: La hormona melatonina está asociada con el sueño. Nuestro cuerpo produce mayor cantidad de melatonina cuando la exposición a la luz solar es baja, es decir, cuando hay oscuridad o cuando los días son más cortos. Cuando producimos grandes cantidades de melatonina, nos sentimos somnolientos, apáticos y aletargados. Con la llegada del Otoño los días se acortan, lo que produce por tanto un aumento de melatonina con sus consiguientes efectos.

- SEROTONINA: La hormona serotonina está asociada con la depresión cuando la producimos en niveles bajos. Al contrario de lo que ocurre con la melatonina, producimos mayor cantidad de serotonina cuando estamos expuestos a la luz solar, por lo que los niveles de serotonina durante el invierno son más bajos, ya que los días son más cortos.

Así pues, la llegada del Otoño y el Invierno y sus consecuentes días más cortos y horas de oscuridad más largas, puede causar un aumento en los niveles de melatonina y una disminución en los niveles de serotonina, que podrían crear condiciones biológicas para el Trastorno Afectivo Estacional. Es por ello que los estudios indican que la exposición a una luz artificial cuyas características puedan simular la luz del sol como ocurre con las lámparas fluorescentes es efectiva en el tratamiento del Trastorno Afectivo Estacional.

El Trastorno Afectivo Estacional puede comenzar durante los años de adolescencia o principios de la adultez y como ocurre como otras formas de depresión, suele tener un nivel de incidencia más elevado en mujeres que en hombres. Es más frecuente que la padezcan personas que viven en lugares donde las noches de inviernos son largas.

Puede ocurrir, aunque en raras ocasiones, que el Trastorno Afectivo Estacional no se dé durante los meses de Invierno sino durante los meses de verano. Los síntomas, aunque parecidos a los de la depresión varían en función de la época del año:

  • Síntomas del Trastorno Afectivo Estacional en Invierno:

- Cansancio
- Sensación de somnolencia
- Nivel disminuido de energía
- Aumento de peso
- Aumento de apetito
- Problemas para concentrarse
- Deseos de estar a solas 

  • Síntomas de Trastorno Afectivo Estacional en Verano:

- Pérdida de peso
- Dificultad para dormir
- Dismonución del apetito


De esta forma, aunque la tristeza y la alegría son parte de nuestra vida cotidiana, debemos aprender a diferenciar cuando estas reacciones pasan a ser anormales y pedir ayuda si lo requerimos, ya que estos tipos de depresión “menor” puede derivar en depresiones severas si no se toman a tiempo medidas para atajarlas.




 “La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano”. Victor Hugo



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jueves, 20 de septiembre de 2012

El cerebro no busca la verdad sino sobrevivir

Vanidoso y ególatra, nuestro cerebro trata de convencerse siempre de la opción más cómoda, de la que concuerda mejor con su propia realidad. Por eso memoria e inconsciente se encargan de ajustar lo que no encaja, de cambiar lo que no gusta, de eliminar lo que duele y de ensalzar lo que agrada.

De esos mismos mecanismos surge en los humanos la habilidad para caer fácilmente en estereotipos y prejuicios que, llevados al extremo, pueden conducir a tensiones y conflictos.

Os invitamos a ver este vídeo de Redes y aportar vuestra opinión a este tema tan interesante y os planteamos un debate:

¿Creéis que el cerebro se conforma con la verdad más cómoda para nuestra forma de vivir?






"Tu cerebro te enseña un mundo ampliamente coloreado por la vanidad" Cordelia Fine



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miércoles, 5 de septiembre de 2012

¿Cómo nos afecta la vuelta a la rutina tras las vacaciones?


Para la gran mayoría de las personas, la llegada de Septiembre implica el fin de las vacaciones y con ello la vuelta al trabajo y a la rutina. Aunque la mayoría de gente no percibe este cambio como desestabilizante, un amplio porcentaje de personas se ven afectadas en este momento por lo que se conoce como Síndrome Postvacacional.

El Síndrome Postvacacional no está aceptado ni reconocido de manera internacional como una enfermedad, sino que se trata de un conjunto de síntomas similares a los que presenta la depresión y la ansiedad, que se dan de manera transitoria a causa de la dificultad de adaptación al trabajo tras un tiempo prolongado en mayor o menor medida de vacaciones, y que no requiere de intervención psicológica especializada para su tratamiento. Aunque este estado ha existido siempre, el ritmo de vida frenético de nuestra sociedad actual desarrollada ha hecho que en los últimos tiempos se amplíe el porcentaje de gente que se ve afectado por este estado transitorio de adaptación.

Durante las vacaciones dejamos de lado nuestros hábitos de vida organizada mediantes los cuales desempeñamos nuestra actividad profesional y modificamos nuestros biorritmos habituales en cuanto a horarios de alimentación y sueño. Prolongamos nuestros periodos de descanso tras noches con mayor actividad que el resto del año, abandonamos nuestras rutinas de alimentación y tenemos en general unos hábitos desordenados al no estar sujetos a ningún horario estricto. Es por ello que cuando nos enfrentamos con la vuelta a nuestra rutina diaria nos encontramos con que debemos adaptar nuestro organismo a los nuevos horarios, lo que supone un cambio significativo en nuestros biorritmos y una descompensación entre lo que debemos y lo que podemos ofrecer. A ello se une el hecho de que una gran mayoría de personas no encuentra motivación en su trabajo en sí, sino en los periodos vacacionales que le suceden y el hecho de que este retorno al trabajo en septiembre sea la fecha más alejada del año del siguiente periodo vacacional, afecta de manera negativa a su motivación y de ello se deriva una disminución de la resistencia a las adversidades que puedan surgir en el día a día, pues es la motivación lo que nos permite normalmente hacer frente a cualquier dificultad.

Los síntomas típicos de Síndrome Postvacacional consisten en irritabilidad, insomnio, tristeza, desmotivación, debilidad generalizada, cansancio, somnolencia a lo largo del día,  disminución de la capacidad de concentración y de la tolerancia al trabajo, incapacidad de tomar decisiones y cierta sintomatología propia de la depresión, aunque en este caso se trata de algo transitorio.

Debemos ser conscientes de que este estado entra totalmente dentro de la normalidad y la fase de adaptación finalizada, permitiéndonos coordina de nuevo nuestros biorritmos con nuestras obligaciones diarias. Para evitar caer en un bucle donde nuestra desmotivación nos impida ordenar de nuevo nuestra vida y la falta de orden nos impida encontrar la motivación necesaria para avanzar, podemos, además de evitar la idealización de nuestro periodo vacacional, hacer una serie de gestos que nos serán de ayuda, como despertarnos siempre a la misma hora, hacer ejercicio, comenzar con la realización de tareas más agradables o sencillas o plantear objetivos alcanzables de forma sencilla.

Podemos prevenir la aparición del Síndrome Postvacacional si durante nuestros días de vacaciones mantenemos cierto horario para mantener nuestro biorritmo. Es importante que tras la vuelta de las vacaciones dispongamos de unos días para adaptarnos a nuestra “vida normal” en nuestra residencia habitual y en el entorno en el que se desarrolla nuestra rutina diaria de manera progresiva. También es recomendable evitar que toda nuestra motivación se centre en el periodo vacacional para lo que podemos mantener aficiones durante el resto del año o reservar unos días libres para el resto del año.

No a todos nos afecta por igual esta vuelta a la rutina. Las personas de edad más avanzada son las que más afectadas se ven por el Síndrome Postvacacional y los hombres tienden a padecerlo en mayor medida que las mujeres. Cuanto mayor es el periodo vacacional del que hemos disfrutado, más tardaremos en adaptarnos a la rutina diaria, sobre todo si no hemos destinado el tiempo a descansar, pero aún así la gran mayoría de personas no tardan más de 3 o 4 días en acostumbrarse a los nuevos hábitos.

Las estadísticas acerca  del porcentaje de personas que sufren este Síndrome Postvacacional indican que este año se ha reducido el número de casos. En parte puede deberse al hecho de que, ante una situación económica y laboral como la que atravesamos actualmente, aceptamos de mejor grado volver al trabajo porque entendemos como una opción mucho peor no tener trabajo al que regresar. Las vacaciones son un periodo que todos esperamos porque nos permiten desconectar, pero es necesario que encontremos motivación en nuestro día a día para sentirnos plenos durante todo el año.

“Nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas”
Elbert Hubbard. Escritor, editor, artista y filósofo estadounidense.


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