viernes, 30 de diciembre de 2011

¿Por qué lloramos?

     ¿Qué funciones tiene el llanto a nivel cerebral?

El lagrimeo tiene como función básica proteger al ojo. Para ello, las glándulas lagrimales producen una pequeña cantidad de lágrimas, a fin de mantener los ojos lubricados y evitar su irritación.
Ciertos animales, como el cocodrilo, producen una secreción acuosa que mantiene sus ojos húmedos fuera del agua,  pero más allá de su función puramente fisiológica, las lágrimas constituyen una forma de expresión universal únicamente dentro del género humano.
El llanto es una forma primaria de liberar emociones, aunque en las culturas más avanzadas intelectualmente éstas se han ido verbalizando y se ha incorporado la noción equivocada de que el llanto es algo primitivo e infantil, que expresa debilidad, cuando la realidad es que el llanto además de un desahogo emocional es una forma de liberar toxinas de nuestro organismo.
Después del llanto, el cerebro activa la secreción de adrenalina y noradrenalina, neurotranmisores que se segregan también ante una situación de estrés  y que producen una sensación de relajación, regulando la presión sanguínea, produciendo relajación muscular gracias a su efecto sedante generalizado y restaurando los niveles hormonales a valores normales. Por tanto, podemos decir que el llanto es un proceso fisiológico válido para reducir el estrés, aunque no implica necesariamente una mejoría del estado de ánimo, mientras que la contención de lágrimas y su acumulación mantienen una tensión física y psíquica prolongando el malestar.

Así mismo, el llanto tiene también una función comunicativa, ya que produce una respuesta de consuelo entre los presentes y a lo largo de la evolución ha quedado asociado el sentimiento de necesitar ayuda con la activación de las glándulas lagrimales. Es por ello que es más probable que una persona llore cuando hay alguien presente que cuando está a solas.

Según varios estudios, existen diferencias en cuanto a la expresión del llanto de unas personas a otras, lo que incide en la función comunicativa de las lágrimas: 

  • Las personas hipersensibles lloran más que las que cuentan con mayores recursos defensivos.
  • Los individuos extrovertidos que son más sociables y comunicativos lloran más en comparación con los introvertidos.
  • En países fríos la gente llora más que en los cálidos, probablemente porque el clima frío favorece los estados emocionales negativos, mientras el calor propicia estados de ánimo más positivos.

Las mujeres lloran más que los hombres y lo suelen hacer por diferentes razones: Las mujeres suelen llorar más por ira o impotencia y los hombres por alegría u orgullo. Así mismo, los hombres parecen tolerar menos las lágrimas de otros. Esto parece deberse a la relación de la testoterona con la expresión de los sentimientos. A mayor producción de testoterona, mayor racionalización de los sentimientos.

Es curioso que esta diferencia entre sexos en cuanto al llanto comienza en la pubertad, ya que durante la infancia, hombres y mujeres lloran en similar medida.
El cansancio nos hace más vulnerables al llanto y también la acción de algunos medicamentos.
Hay diversos motivos por los que las personas lloran, desde una irritación ocular hasta emociones como tristeza, desesperanza, impotencia, frustración, ira, dolor, alegría, felicidad…
 Dependiendo de si el motivo que lleva a la persona a llorar tiene una u otra causa, la composición química de las lágrimas varía en su nivel de salinidad: Las lágrimas de origen emocional contienen proteínas, manganeso y hormonas como la prolactina, en mayor cantidad que las lágrimas que ayudan a limpiar los ojos.
Algunos estudios indican que hay varios niveles de llanto en función de su intensidad y sus motivos:

  1.     Nivel bajo de llanto: Es un llanto suave y silencioso, con lagrimeo constante, aumento del calor corporal y leve relajación muscular. Se da ante la presencia de estímulos tristes externos al individuo, como ver una película. 
  2.     Nivel alto de llanto: Llanto con lágrimas, respiración entrecortada y contracción muscular. Se da en momentos con un alto nivel emocional, como la muerte de un ser querido o tras un arrebato de ira.
  3.        Nivel reparador: Llanto muy profundo con abundantes lágrimas con pérdida de la relajación externa seguido de un estado de paz y silencio, y una sensación de descanso. Está motivado por sonidos, pensamientos o imágenes de alto contenido emocional.


 No hay mayor causa de llanto que no poder llorar.”  Séneca



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martes, 27 de diciembre de 2011

La risa en el cerebro

¿Por qué reír nos hace sentir bien?



En algunos estudios de Charles Darwin se señalaba que la base evolutiva de la risa tiene por función la expresión social de felicidad y que esto otorga una ventaja de supervivencia cohesiva para el grupo, ya que actúa como una especie de "señal social". Es mucho más probable reír en un entorno social que cuando se está solo, ya que la risa es un signo de pertenencia a un grupo, que indica aceptación e interacciones positivas.

La risa forma parte de la conducta humana controlada por el cerebro y se produce como reacción biológica en diversas situaciones, dotando de contexto emocional las conversaciones. Forma parte del sistema cerebral de recompensas y genera placer, dado que libera endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo. Popularmente se hace referencia a los efectos beneficiosos de la risa en la salud y esto se debe a que durante la risa, algunos indicadores del estrés disminuyen, ya que se reduce la producción de hormonas que lo causan, los músculos se relajan, la presión sanguínea se reduce y la absorción del oxígeno en la sangre aumenta.


Cuando percibimos a través de nuestros sentidos algo que nos impulsa a reír, se activan la corteza auditiva y la amígdala, estructura esencial para el procesamiento emocional de las señales sensoriales, ya que recibe proyecciones de todas las áreas de asociación sensorial.


Aunque estas estructuras se activan bilateralmente, en el hemisferio derecho se observa un papel especial en los procesos requeridos para la comprensión del humor, sin diferenciar a través de qué sentido percibimos el factor humorístico.


La risa tiene la propiedad de liberar energía negativa del organismo. Esto se debe a que el mecanismo que acciona la risa se localiza en la zona pre-frontal del córtex cerebral, la parte más evolucionada del cerebro y encargada de procesar todas las secuencias de acontecimientos y de establecer relaciones entre distintas actividades y sus consecuencias y donde reside la creatividad. Un segundo después de comenzar a reir, el córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos, lo que provoca que el cerebro active la segregación de endorfinas como la encefalina, sustancia capaz de aliviar el dolor y mantener el equilibrio entre el tono vital y la depresión.


La risa limita también la producción de una hormona llamada cortisol, responsable del estrés, y libera dopamina en el cerebro, un neurotransmisor asociado a la agilidad mental al mejorar las conexiones neuronales.


En cuanto a la expresión de la risa, las zonas cerebrales implicadas varían en función de si es la risa voluntaria o espontánea:
  • Durante la risa voluntaria, que implica movimientos faciales voluntarios, se estimulan áreas relacionadas con las funciones motoras, como son la corteza motora primaria, la corteza premotora y el opérculo frontal.
  • Durante la risa espontánea o involuntaria, se estimula el sistema límbico, centro cerebral procesador de las emociones, y las dos estructuras dentro de él implicadas en la producción de la risa: la amígdala y el hipocampo. Puesto que la amígdala participa también en el sistema formador de memorias, todo aquello relacionado al humor se recuerda fácilmente.

Se encuentran variaciones respecto a la risa en función del género: Aunque tanto en hombres como en mujeres, las áreas activadas ante un estímulo humorístico son las mismas, el centro de recompensa de las mujeres ante dicho estímulo es más activo que el de los hombres. En cuanto a la expresión de la risa, al igual que ocurre con el habla, las mujeres ríen en un tono más agudo que los hombres y su risa tiende a ser más cantarina, mientras que la de los hombre es más semejante a un bufido o un gruñido.

Se han diferenciado varios tipos de risa en función de los músculos faciales y adicionales implicados en ella: Hay risa nerviosa, en forma de carcajada, risa malvada, histérica, tímida, de chasquido, despectiva, desesperada…Pese a que todas las risas son contagiosas y la risa en sí misma provoca la misma respuesta en otras personas, la sonrisa es la más contagiosa de todas. La sonrisa puede considerarse como una forma suave y silenciosa de risa y suele aparecer a las seis semanas de vida, constituyendo el primer lenguaje del ser humano y evolucionando posteriormente a conducta emocional.


La risa no está restringida a los humanos. Existe la risa animal, y no sólo en los primates, sino también en otros animales como perros y ratas, que emiten sonidos similares a la risa de los bebés. Esto se debe a que el sistema límbico, que maneja la risa, es una de las partes menos evolucionadas del cerebro humano y la compartimos en cierta medida con animales inferiores.


Además de  conocer cómo actúa la risa a nivel cerebral, es necesario saber que los estudios realizados sobre el tema tienen repercusiones importantes en la investigación médica: Determinando qué áreas cerebrales están implicadas en la respuesta del cerebro al humor y a la risa, fue posible conocer que las personas en estado vegetativo tienen la capacidad de experimentar emociones positivas y sentir placer, ya que las áreas cerebrales implicadas en estos procesos se activaron ante juegos humorísticos de palabras.



“El día peor empleado es aquél en que no se ha reído”. Chamfort 


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jueves, 22 de diciembre de 2011

¿Cómo afecta el consumo de alcohol a nuestro cerebro?

El alcohol es la droga social más utilizada debido a su aceptación en nuestra sociedad como ingrediente común en todo tipo de celebraciones y acontecimientos. Su uso se fomenta continuamente mediante la publicidad, que lo relaciona con un modo vida más desinhibido y feliz. En nuestra sociedad es habitual tomar alcohol en los momentos importantes de la vida y  así lo hemos ido transmitiendo de generación en generación.

Todo ello hace que el individuo se sienta atraído hacia el consumo de alcohol e incluso puede ocurrir que el hecho de desvincularse de este consumo generalizado afecte a la aceptación de algunas personas en su grupo social.


¿Somos conscientes de la repercusión que el consumo de alcohol tiene en nuestro cerebro?


Se considera el alcohol como causante de euforia y desinhibición, pero paradójicamente su efecto real es que actúa como depresor del sistema nervioso:

Durante el consumo de alcohol, el etanol que contiene se absorbe por el torrente sanguíneo, alcanzando el cerebro. Al tratarse de moléculas pequeñas, éstas son capaces de cruzar la barrera hematoencefálica, encargada de proteger al tejido cerebral de las sustancias dañinas de la sangre que podrían perjudicar su función.


Es cierto que tras la llegada del etanol al cerebro, se produce el lanzamiento de dopamina y endorfina al torrente sanguíneo, responsables de la euforia que causa el alcohol en un primer momento, pero el etanol potencia también la actividad de los canales BK que regulan la presión arterial, lo cual disminuye la excitabilidad de las neuronas. Al ser una sustancia depresora del SNC (Sistema Nervioso Central) afecta a diversos neurotransmisores en el cerebro como el GABA y el GLUTAMATO:


El GABA, ácido Gama-amino-butírico, es el principal neurotransmisor inhibitorio del SNC.

Al ser estimulado por el etanol, el GABA produce  relajamiento y sedación del organismo, similar al efecto producido por los ansiolíticos, como el diazepan y benzodiazepan, afectando a diversas partes del cerebro como las responsables del movimiento, memoria y respiración.

El uso crónico del alcohol reduce el número de receptores GABA por un proceso de regulación a la baja, lo que produce tolerancia al alcohol y hace que los individuos necesiten de dosis mayores de alcohol, además de ser responsable de los cambios violentos en el comportamiento del individuo.


El GLUTAMATO es el neurotransmisor excitatorio más importante del cerebro humano y tiene un papel crítico en la memoria y cognición.

El consumo crónico de alcohol produce efectos inhibitorios sobre el glutamato, lo que lleva a un aumento de los receptores glutamastárgicos en el hipocampo, que es un área importante para la memoria e involucrada en crisis convulsivas.

Es por ello que durante la abstinencia alcohólica, al interrupción o disminuir el consumo, los receptores de glutamato, que estaban habituados a la presencia continua del alcohol, quedan hiperactivos, pudiendo de desencadenar crisis convulsivas y accidentes vasculares cerebrales.
 

El etanol produce la muerte de las células nerviosas y la inhibición de las células de la corteza cerebral, donde se encuentran las áreas de asociación, responsables del comportamiento social, porque albergan los centros del juicio, del autocontrol y otras inhibiciones aprendidas como parte de un proceso de socialización.

El resultado es que la persona que ha consumido alcohol puede retroceder a un comportamiento más primitivo y antisocial, porque la corteza cerebral pierde el control sobre estas inhibiciones, siendo la causa por la que al consumir nos sentimos estimulados, cuando en realidad las células de nuestro cerebro se han deprimido.

Si se continúa bebiendo, esta depresión se extiende hacia abajo, a través de las áreas motoras, hasta los centros emocionales ubicados en el cerebro medio, donde se encuentran los centros que controlan la agresión. Al liberar estos impulsos se pierde el control sobre las inhibiciones sociales, la coordinación motora, el habla, la visión y el estado de alerta.

Además de estas consecuencias producidas durante el consumo de alcohol, después de unas horas, aparece otra consecuencia directa, lo que  conocemos comúnmente como resaca, que no es otra cosa que la deshidratación cerebral y que se produce porque el cuerpo tiende a eliminar el alcohol que consumimos mediante metabolización, expulsión o evaporación con la ayuda de otros órganos.


Para el proceso del alcohol y su posterior eliminación, los órganos implicados como el hígado y los riñones requieren de gran cantidad de agua y para ello recurren al cerebro, compuesto de agua en un 80% para reponer sus propias pérdidas. El cerebro sufre una deshidratación como consecuencia, que provoca una contracción del tejido cerebral, asociada a un aumento del volumen ventricular. Esto provoca los conocidos efectos de la resaca, como sed intensa, dolor de cabeza, visión borrosa,  náuseas, mareo o fatiga.

En estado de deshidratación, el cerebro debe ejercer un mayor nivel de actividad neuronal para alcanzar el mismo nivel de funcionamiento que en un estado de hidratación, por lo que facultades como la memoria, el aprendizaje o la capacidad de atención tienden a disminuir.


Hay una serie de falsos mitos en cuanto al consumo de alcohol a los que cabe prestar atención:


  •          El consumo de alcohol nos ayuda a estar menos cansados y más animados:  Como hemos explicado, tras la sensación de bienestar pasajera, el consumo abusivo de alcohol lleva al consumidor en estado emocional decaído a empeorar su situación y a aumentar su fatiga física.
  •          El consumo de alcohol previene las enfermedades cardiovasculares: Aunque algunas investigaciones apoyan que el consumo de alcohol en adultos de forma moderada puede reducir el riesgo de dolencias coronarias, es necesario conocer que a mayor consumo, mayor riesgo de sufrir alguna de estas dolencias.
  •      El alcohol facilita las relaciones sexuales: Aunque, como hemos explicado anteriormente, el consumo inicial de alcohol provoca desinhibición, su consumo abusivo dificulta las relaciones sexuales, provocando disfunciones e impotencia en el varón.
  •         El consumo de alcohol facilita entrar en calor: Aunque el alcohol produce una sensación   momentánea de calor, en poco tiempo la temperatura interior del cuerpo disminuye y se siente   más frío. Por ello, cuando alguien hace un uso abusivo del alcohol, debe abrigarse a la persona y nunca darle duchas frías.



 “La conciencia es soluble en alcohol”. Riane Eisler


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lunes, 19 de diciembre de 2011

Neuromarketing: Cómo nos inducen a comprar


¿Realmente somos nosotros los que decidimos qué necesitamos y qué productos adquirimos?

Nuestro comportamiento como consumidores cuando nos encontramos en un punto de venta no es algo aleatorio. Todo, absolutamente todo, lo que podemos encontrar en una gran superficie está situado de manera específica para provocar en nuestro cerebro la necesidad de comprar.


El marketing moderno se ayuda del Neuromarketing para conocer una visión más científica del cliente y del consumidor ya que revela los mecanismos cerebrales que activan las decisiones de compra, mediante Imágenes por Resonancia Magnética funcional (fMRI).

¿Qué ocurre cuando entramos en un punto de venta?

Ante el bombardeo de imágenes al que nos exponemos al entrar a una superficie comercial, se activa de manera continuada una parte del cerebro llamada nucleus accumbens. Una zona relacionada, por ejemplo, con los circuitos de recompensa y placer en el consumo de algunas drogas y con el incremento de dopamina, hormona vinculada al placer del cerebro.
Estos estímulos sensoriales que se activan ante la perspectiva de consumir, lo hacen por debajo del nivel de consciencia.

Nuestro cerebro primitivo, donde se encuentra el núcleo accumbens, es el que toma las decisiones de compra al recibir información del cerebro nuevo, formado durante la evolución por encima de éste, y que justifica esa decisión.

Las facilidades que nos ofrecen los puntos de venta para adquirir productos y su presentación, posibilitan la justificación de ésa compra.

Algunos de los factores que influyen a este respecto son:

- La importancia de la marca: Ante una marca conocida que consideramos de manera subjetiva que tiene cierto prestigio en el mercado, se registra una mayor actividad cerebral en las áreas asociadas a las emociones y afectos, situadas en el hipocampo.

- El espejismo del precio: El precio es la variable que más influye en nuestro comportamiento cerebral.
Por ejemplo, en ciertos productos cuyo precio se asocia habitualmente a la calidad, como es el caso de vino, se ha demostrado que se puede aumentar el placer que siente una persona al beber vino si se incrementa su precio, aunque el producto sea el mismo.

Uno de los mayores efectos de distorsión es la palabra GRATIS. Creemos que siempre es algo conveniente, incluso cuando no lo es.
Se ha demostrado que preferimos un cheque regalo de diez euros en lugar de otro de 20, por el que hay que pagar siete, aunque sea un comportamiento irracional.


- Las comparaciones: Las personas no evaluamos las cosas en términos absolutos, sino que tenemos la necesidad de comparar con elementos cercanos.
Entre dos productos, elegiremos por regla general el más barato, pero si añadimos un tercer producto con las mismas prestaciones a un precio más elevado, elegiremos el de precio medio que antes habíamos despreciado.

- Somos lo que dicta la marca: El consumidor es sensible al mensaje y los valores que transmiten determinadas marcas, hasta el punto de dejarse manipular por ellas. Las marcas cambian nuestra personalidad, haciendo que nos identifiquemos con los valores que el producto quiere transmitir.

- Efecto placebo: Ante un producto, la acción de las endorfinas hace que percibamos los beneficios de un producto, ante la expectativa de su eficacia por la activación del córtex frontal, centro del placer y de la recompensa.

- La importancia del formato: El diseño del producto puede distorsionar los sentidos hasta el punto que hacernos creer que algo sabe o huele mejor por el envase en el que se presenta.

- La facilidad de pago: la posibilidad de comprar mediante tarjeta de crédito, la interpreta nuestro cerebro como gasto NO inmediato, razón por la cual no se activan las áreas relacionadas con el dolor por el precio o lo hacen en menor medida, dejando que la fuerza del placer inmediato actué más fácilmente.

Un ejemplo claro de todos estos aspectos, podemos encontrarlo en el estudio de marketing que llevó a cabo Pepsi hace algunos años: 


Se presentaron dos productos sin marca un grupo de consumidores. El producto A era Pepsi, mientras que el producto B era Coca-cola.
El 55% de los consumidores escogió el producto A.
Cuando se repitió el experimento presentando el producto envasado, prácticamente la totalidad de los participantes escogieron el producto B.


Este tipo de estudios son un claro ejemplo de la importancia del marketing a la hora de escoger un producto, independientemente de su calidad, ya que es nuestra parte inconsciente la que determina qué producto escogemos, independientemente de nuestros aspectos más racionales.

"La fuerza de la necesidad es irresistible"  Esquilo de Eleusis

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viernes, 16 de diciembre de 2011

CEREBRO Y CONDUCTA


¿Por qué sentimos lo que sentimos, soñamos, recordamos, nos enfadamos o nos enamoramos?

Desde el punto de vista de la biología, nuestra morfología cerebral y su química interna son los responsables directos de nuestra conducta.

El cerebro humano es una creación perfecta que ha evolucionado a través del tiempo formando regiones y zonas específicas, cada una de ellas con una función determinada. Sobre nuestro cerebro primitivo básico, a lo largo de la evolución, surgieron nuevas zonas sin desechar las antiguas, que siguen operando aunque ya de manera controlada por las nuevas estructuras del cerebro moderno y que son las responsables de nuestros instintos y conductas más primarias. 

Nuestro cerebro funciona como una red de neuronas que transmite información a través de puntos de contacto o sinapsis, enviando señales basadas en los estímulos externos que captamos a través de nuestros sentidos. El cerebro procesa estos estímulos y da lugar a la conducta, que en todos los seres humanos comparte varias características:


  • Es motivada: Siempre obedece a una causa, a un motivo.
  • Es singular: Distinta en cada persona a causa de las diferencias individuales.
  • Es constante: Una misma persona se comporta de manera constante aún en distintas          circunstancias.

El cerebro humano está dividido en dos hemisferios, derecho e izquierdo, cada uno de ellos especializados en una conducta específica, y conectados entre ellos de forma permanente por una estructura llamada cuerpo calloso, formada por millones de fibras nerviosas que recorren todo nuestro cerebro.

Nuestro hemisferio derecho es el responsable de la expresión NO VERBAL y de la CONDUCTA EMOCIONAL. Este hemisferio piensa y recuerda en imágenes.
Nuestro hemisferio izquierdo está relacionado con la CONDUCTA VERBAL y el RAZONAMIENTO LÓGICO.


Dado que  es nuestra estructura cerebral junto a nuestra química interna la que rige nuestro comportamiento, en TODO SOBRE MI CEREBRO, exploraremos las zonas o procesos cerebrales implicados en la vergüenza, las adicciones, el amor a primera vista, los fallos de la memoria, los estados de ánimo y demás comportamientos del ser humano para lograr entender por qué nos comportamos de determinada manera o por qué nuestro cuerpo reacciona de una forma u otra ante diferentes estímulos o situaciones.

"El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender"  

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